jueves, 30 de diciembre de 2010

GONGORISMOS (I)


De qué manera el humanista Francisco Cascales (1564-1642) prefiguró, con cuatro siglos de adelanto, las líneas maestras de algunas de las poéticas contemporáneas, en en cuyos oleajes todavía nos debatimos. 
Lo más gracioso es que él creía estar despellejando las Soledades de Don Luis de Góngora ("grave como la mariposa cuando ya no está" al decir de Lezama Lima), y en realidad estaba sentando las bases, negro sobre blanco, de un nuevo decir. 
Oigamos a Don Francisco: "¡Oh diabólico poema! Pues, ¿qué ha pretendido nuestro poeta? Yo lo diré: destruir la poesía /.../ ¿En qué manera? Volviendo a su primer caos las cosas; haciendo que ni los pensamientos se entiendan, ni las palabras se conozcan con la confusión y el desorden".
Y ahora viene lo mejor, ¿de qué sirve todo este artificio? se pregunta y a renglón seguido se responde Don Francisco: para qué sino para "dar garrote al entendimiento".

Francico Cascales, Cartas filológicas, 1634

viernes, 24 de diciembre de 2010

Navidades en Auschwitz


"La situación en que se encuentra la humanidad es Auschwitz, y el Principio Auschwitz se continúa en nuestra comprensión de la ciencia y de los sistemas políticos, en la dejación de responsabilidades en manos de especialistas y en el silencio de los artistas y los intelectuales. /... / hoy día vivimos Auschwitz en su expresión de cuño contemporáneo. Esta vez los cuerpos se conservan por fuera (momificación cosmética), no se destruyen; a cambio se eliminan otras cosas. Talento y creatividad son quemados en la hoguera: una especie de ejecución en el campo del espíritu; se crea una atmósfera de miedo que por su sutileza es todavía más peligrosa."


Joseph Beuys en Caroline Tisdall, "Joseph Beuys", catálogo de la exposición retrospectiva realizada en el Museo Gugenheim, New York, 1979.

sábado, 18 de diciembre de 2010

APROPIACIÓN INDEBIDA



escribí en sueños uno de los textos de este libro / todavía dormido pensé que quería conservarlo / y decidí que tenía que hacer todo lo posible para memorizarlo y no perderlo con el alba / al despertarme intenté recuperarlo / esforzándome en mantener cerrados los ojos en la oscuridad tal como mandan los cánones / pero el sonido del despertador ya lo había echado a perder en buena parte y al instante comenzó a disolverse todo lo demás / como una estatua de hielo incapaz de mantener sus rasgos / al tratar de fijarlos se descomponían en series de datos procedentes de distintos universos sensoriales / lo primero fue un fuerte olor a pólvora quemada como el que se produce tras disparar un arma en un cuarto cerrado / (había leído algo sobre eso el día anterior) / la chamusquina  venía extrañamente de la mano con el tacto de un ser blando y suave pero repugnante / como apretar con la yema de los dedos el vientre de un ratón muerto / me llegó después un sabor dulce y metálico que en algún momento del sueño identifiqué como a sangre seca / con las primeras luces la sensación de frío en los pies y la presión en la vejiga añadieron nuevas dificultades a la delicada tarea de preservar lo poco que quedaba del texto / al menor movimiento se evaporaría por completo / aguanté un poco más sin moverme y pude acercarme / husmeando como un rastreador apache / a unas frases en las que las palabras ya remontaban desordenadamente el vuelo como asustadizas tórtolas / tan sólo conseguí atrapar un puñado de fragmentos inconexos: / “donde orinan en corro las ménades” / ... / ... / “cuando cae la noche acuden en tropel / con las mejillas arañadas / nodrizas de fieras asaltan a los transeúntes y les recriminan las comparaciones” / ... / ... / “el más decidido se traba cuando intenta aparentar sosiego / corrige expresiones / recompone gestos / desestima miradas impregnadas de falso sosiego / una y otra vez” / ... / ... / “la hospedera sembró el lecho de escamas de sierpe / lo que fue causa de no pocos malentendidos” / ... / ... / “si mi doble congela su expresión con una mueca de desánimo a la que llama pequeña luz casi quemada / la gente suele confundirlo con un almacén de sombras” /


(De El ave fénix solo caga canela)


jueves, 16 de diciembre de 2010

COMPLOT ANTIRRETÓRICO

ECCE HOMO #2, Óleo/Lienzo, 195 x 162 cm., 2001

Sentido De La Escarcha
            Llaman a la distracción de la madre
Erosión Injustificada
            Es para ellos el nombre del padre
Reír A Pies Juntillas
            Llaman al llorar a manos llenas
Agobio Para Mis Adentros
            Significa vida airada
Moratoria De Lo Posible
            Significa descansar
Lobo De Colorines
            Es el nombre del fuego a mediodía
Chorretón en Trampantojo
            Llaman a la giba del cebú
Abominar De Tanto Ímpetu
            Llaman a los sueños de los pájaros
Boletín De Lo Ambituerto
            Al tiempo hurtado al reposo
¡Petimetre De Las Narices!
            Es el nombre familiar del albacea

            Llaman Labios Desteñidos a la morgue

            Abdicar significa restringir

            Usan Velocidad por desmayo

            Y dicen por escribir Recado Del Jardinero


(De El ave fénix solo caga canela)

lunes, 13 de diciembre de 2010

SI CALLA CASANDRA


SI CASANDRA CALLARA UN POCO
Podríamos dejar que progrese un manglar en el foso
                                        Para inundar el cuerpo de guardia

SI CASANDRA CALLARA UN POCO
Podríamos vivir como exiliados
                                        En un modesto hotelito de la costa

SI CASANDRA CALLARA UN POCO
Podríamos rasurarnos la cabeza
                                        Para meditar o dormir toda la tarde

SI CASANDRA CALLARA UN POCO
Podríamos comprobar que anochece antes
                                        Si permanecemos tumbados y serios

SI CASANDRA CALLARA UN POCO
Podríamos descifrar insomnes los ritmos Morse
                                        Que el agua nocturna teclea en los aleros

SI CASANDRA CALLARA UN POCO
Podríamos ensayar pasos de baile
                                        Sobre las cenizas humeantes de un corazón

SI CASANDRA CALLARA UN POCO
Podríamos probar el turismo rural
                                        Con su rayo de luna en el agua del bidé

SI CASANDRA CALLARA UN POCO
Podríamos emborracharnos en el sindicato de tenores
                                        Y desafinar eufóricos al alba

PERO CASANDRA NO VA A CALLAR

Y otro tramo de muro se desploma
                                        Ante la desgana letal del enemigo
Se apuran los funcionarios
                                        Gritan los eventuales que arrumban los cuerpos
Se levantan ya los manteles
                                        El vino escanciado que aún colma las copas
Va tomando ese regusto amargo
                                        Que los gusanos le afean al cadáver del loco


(De El ave fénix solo caga canela)

viernes, 10 de diciembre de 2010

PLAY TIME



algún vecino me ha denunciado / seguro / no puede ser de otra manera / los dos hombres que vinieron ya sabían que no tengo televisión / también traían anotada / en una libretita de cuero negro / la fecha exacta de la última vez que fui al cine / me leyeron el título de la película pero yo no la recordaba y / por las caras con que se miraron / supe que eso tampoco resultó muy de su agrado /

(De El ave fénix solo caga canela)

viernes, 3 de diciembre de 2010

Aimée. El retorno


Las imaginarias conspiraciones criminales que amenazaban la vida de su hijo, en las que sospechaba la implicación de personas de su entorno coaligadas con diversos medios de comunicación y con destacadas personalidades del mundo artístico y cultural, se convirtieron en la idea obsesiva, el motivo recurrente, del delirio paranoico de Aimée A.

Tras superar una primera crisis, que se resolvió con un corto período de internamiento semi-voluntario en una clínica para enfermedades mentales, Aimée decidió separarse de su marido y solicitar,  en la compañía ferroviaria en la que trabajaba realizando tareas administrativas, su traslado a París. Una vez que le es concedido, abandona su residencia en una pequeña localidad de la periferia de París, dejando a su hijo a cargo del padre y de su propia hermana enviudada recientemente, y se marcha a vivir sola en la capital, donde espera cumplir con un destino que la llama a la realización de grandes tareas.

Como afirmará más tarde a su doctores, cree que le está reservada una carrera de mujer de letras y de ciencia, al mismo tiempo que posiblemente habrá de desempeñar algún papel en el gobierno, además de “ser un guía para determinadas reformas: debería ser algo así como Krishnamurti”. Ahora sabemos que sólo iba camino de un brote más agudo de violencia y de un nuevo y prolongado encierro.

Todas estas noticias acerca de su vida y de su “ambición inadaptada” nos las proporciona la monografía que Jacques Lacan escribió sobre la enferma. Pero obviamente, y dado que cuando la tesis se publicó Aimée todavía permanecía encerrada, el texto no podía dar cuenta de toda una serie de acontecimientos posteriores, ciertamente asombrosos: a acusa de las restricciones económicas que la guerra impuso al sistema sanitario francés, Aimée es “liberada” en 1941 y, unos años después, acabará empleándose como cocinera y ama de llaves de Alfred Lacan, padre de Jacques, en cuya casa volvió a encontrarse, para tremenda sorpresa de éste, con su antiguo terapeuta; pero la cosa no para aquí, su hijo Didier, motivo central del delirio, decidirá hacerse psicoanalista después de haber realizado a su vez una terapia con Lacan, ignorando -o fingiendo ignorar- ambos, analista y cliente, durante todo el tiempo que se prolongó el tratamiento, los enredados lazos que anudaban su pasado.

Así, una vez más, la vida imita las teleseries. Y acaso resulte pertinente, para completar el cuadro, transcribir un par de párrafos de un texto más reciente que nos aporten la información suplementaria:

“Didier Anzieu, el hijo de Aimée es confiado a una tía que también es su madrina. Después de haber soñado con convertirse en actor y luego en escritor, entra en la Escuela Normal superior y en 1948 gana las oposiciones a una cátedra de filosofía, pero el recuerdo de su madre lo lleva a interesarse por la psicología. Cuatro años más tarde inicia una cura con Lacan ignorando que Aimée lo había precedido en otras circunstancias. Por su parte Lacan no reconoce al hijo de su ex-paciente. Didier se entera de la verdad durante una conversación con su madre que le habla de sus recuerdos y sus relaciones con los psiquiatras de la época. Entonces acude a la biblioteca y descubre con emoción un pasado que le pertenece y del que ignoraba lo esencial. Aimée le confiesa a su hijo que jamás quiso leer la historia de su caso, y le reprocha amargamente a Lacan el haberse negado a devolverle los manuscritos que le había confiado y que ella destinaba a ser publicados”. [ Supongo que hace referencia a la autobiografía titulada “Confesiones de Agachadiza” -¡qué espléndido título!- que escribió durante su estancia en la clínica].

“En 1953, Didier Anzieu termina su análisis y se hace terapeuta. Mientras tanto Aimée es contratada por Alfred Lacan que busca una nueva ama de llaves y cocinera, permanecerá en el puesto durante dos años. Un día, Jacques Lacan visita a su padre y vuelve a encontrarse con la mujer a quien debe su fortuna. Ella le reclama una vez más los manuscritos y él se niega a escucharla. Mas adelante le contará a Didier que padre e hijo no tenían nada que decirse, y que Jacques hace `payasadas´ para disimular el silencio” *

* Elisabeth Roudinesco, La batalla de los cien años, Historia del psicoanálisis en Francia, Fundamentos, Madrid, 1993.