El ave de Hansel y Gretel escribe nadas
"He aquí que alguien encuentra a alguien, y
eso sucede en el paratexto. Esta es la mejor definición que se me ocurre para
la obra, ¿qué más da el formato?, del polifacético Ángel Cerviño. También es
válida esa afirmación para mi conocimiento de él, o para mi acercamiento. De él
principiamos a saber los poetas por el excelente El ave fénix solo caga
canela, premio Ciudad de Mérida y editado por DVD Ediciones. Después llegó Kamasutra
para Hansel y Gretel, que incluía un pequeño diccionario para Ángel
Cerviño. Este diccionario nos ayudaba como en el caso de Cirlot para entender
su obra completa y también para desentenderla, dejando que se nos hiciera
propia. Y luego llegará ¿Por qué hay poemas y no más bien nada?, que se
ha presentado recientemente en Madrid a cargo de otros enormes poetas como Juan
Manuel Macías, José Luis Gómez Toré y Carlos Fernández. Estos tres textos,
dentro del conjunto de su obra visual (amplia y diversa, siempre incisiva) son
precisamente una extensión, un contrapunto, otra forma de cuchara para
internarse en lo que sugiere arte. Para hincarle los dientes y poder engullirlo
no mejor sino de un modo otro.
El modo otro de Cerviño en poesía es el que tiene
que ver con la batalla del lenguaje. El de arrancarle sílabas que signifiquen
mediante la subversión. Metapoética como postmodernidad. Ambos términos están
imbricados pero en realidad (¿realidad?) no existen. El poeta como víctima y
verdugo del propio código. Y el código necesariamente castigado, ensalzado,
excitado, azuzado a decir. Se trata de generar espacios para que la
poesía, el arte se haga: habitaciones de lenguaje. En ellas hay siempre un
pasillo blanco o en sus palabras: “El poema desdice para que el lector
sobreentienda. Dos vacíos se solapan: el sentido opera por transparencia”. A
ello añadiría que el texto poético se desarrolla desde una inexistencia hasta
otra inexistencia (Gamoneda). Ese espacio infinito."
Luis Luna (en La columnata)
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