"Qué pocos individuos ha
generado la edad del individualismo"
Robert
Musil
1.
Las palabras trabajan para el poder. El poder las usa para sus propios fines:
disfrazar y perpetuar la situación de dominación.
2.
La dominación nunca se completa. Los sometidos conservan en su interior fuerzas
capaces de desbaratar los cálculos del sistema de obnubilación. El texto libera
en los circuitos del sistema todos los poderes contaminantes del signo
lingüístico.
3.
La poesía se presenta como zona provisionalmente liberada: lengua que reclama
para sí la riqueza escamoteada por los medios de producción de la palabra
sumisa. Elude controles y cuarentenas con sus saltos léxicos y sintácticos,
cambia el ritmo, infecta posibilidades de sentido.
4.
El lugar común es la policía del pensamiento. El lenguaje común es la morada
del poder político, la dominación desova en sus periodos sintácticos.
5.
La ocultación de la naturaleza verbalmente construida (y por tanto
reformulable) de la realidad, y del sujeto, nos arrebata el papel de creadores
de colectividad/subjetividad y nos convierte en súbditos.
6.
La ficción de diafanidad de la lengua oculta su carácter pantanoso e inestable,
desactiva su cualidad deseante (sentido veo, sentido deseo), cubre pudorosa las
partes blandas del significante.
7.
Poner al descubierto la vialidad licenciosa del significante, en eso consiste
el trabajo político del texto: mostrar en acto su incurable inestabilidad.
8.
La poesía resiste la expropiación de los juegos de sentido, siembra dudas,
evita ser fijada, camina sobre evasivas, es terreno movedizo. La
escritura/lectura de un poema se convierte así en modelo para la creación de
mundo: tensión de interpretabilidad siempre irresuelta.
9.
La eficacia del poder lingüístico descansa en su invisibilidad.
10.
Privarnos de la idea de que la subjetividad es una construcción verbal
compartida nos obliga a renunciar al único instrumento de que disponemos para
producir la propia subjetividad: experimentar con los usos excéntricos del
lenguaje.
11.
Enmarañar la circulación de sentidos para repolitizar las formas artísticas y
generar nuevas relaciones entre los hablantes: subvertir la falsaria producción
industrial de subjetividad mercantilizada.
12.
Experimentar con el lenguaje es poner a prueba los acuerdos que garantizan su
relativa estabilidad, reconocerlos como acuerdos y asumir la responsabilidad
colectiva (política) de todo acto de lenguaje/pensamiento.
13.
Cada poema lo escribe la comunidad entera de los hablantes de una lengua.
(+1). El
poder no erigirá sobre la mutabilidad deseante de la poesía sus inalterables
categorías. No se construyen búnkeres en los pantanos, allí solo entidades
livianas, chozas, cobertizos, cobijos provisionales.
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