sábado, 7 de mayo de 2011

WORDS, WORDS, WORDS...


EL HOMBRE DEL SACO

corrió entre los árboles / corrió como nunca pese a que la edad del miedo había prescrito y todos conocían el final del cuento / la capucha roja hacia atrás flotando sobre sus hombros / hinchada como vela la capa al viento / moteada de luz como un leopardo en negativo / corrió técnicamente evitando adornarse con gestos de esfuerzo / corrió hasta el linde del bosque / decidió no darse por satisfecha hasta que sintiera bajo sus pies la tierra seca y las piedrecillas sueltas del camino / al bendito polvo que ya enharinaba sus zapatos le agradeció el rescate / la luz repentinamente cegadora le ayudó a frenarse / jadeando y sin volver la vista apoyó las palmas en las rodillas para recuperar el aliento / a su espalda crujía en mil ramajes la espesura / como niños destruyendo cabañas /




INTERCAMBIO

Ahora que se avalancha lo perdido
Llega sin aliento
Viene renqueando la intuición
llega tarde / como el escolta que aparta a la gente / corre y maldice por el centro de la avenida / con el arma en la mano / tropieza con los conductores que han salido de sus coches / esquiva las puertas que se abren por sorpresa / sin apartar la vista del corro de curiosos / aturdidos / al fondo de la calle

2 comentarios:

  1. Vaya díptico. La imagen del leopardo en negativo inquieta lo suyo. Toda una vuelta de tuerca a lo de Borges y sus tigres. Pero esta reentrada de un felino en un poema es tremendamente efectiva y fantasmal. Se queda moteada los ojos. Y qué decir del símil homérico del segundo. Felicidades.

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  2. gracias amigo. Sí, esos tigres que incendian la jungla, cómo arrullaron nuestros sueños de juventud !!!, ...creo que la pisada silenciosa es lo que hace fantasmal la carrera de los felinos.
    Y no sé por qué, pero últimamente, hablemos de lo que hablemos, siempre se nos sale Borges por alguna costura

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