El título de la exposición de Louise Bourgeoise en La casa encendida ("HONNY SOIT QUI MAL Y PENSE") me ha taído a la memoria un viejo texto del Fénix que no me resisto a compartir con la improbable audiencia de este blog. Creo que es uno de los textos más enrevesados y escurridizos del libro y, quizá por eso, uno de los más queridos:
LOS INGREDIENTES BÁSICOS DE LA MATERIA
Perezoso y mal
intencionado. (Como Dios antes de la Creación).
Arno Schmidt
otra escuela / hoy justamente execrada / (no
pronunciaré aquí su nombre de infausto recuerdo) / afirma que es el tedio el
atributo que distingue a los inmortales / su primordial estado de ánimo / y
para combatirlo Dios ha ideado el Juego del Mundo en el cual una partida dura
exactamente diecisiete kalpas / (un kalpa equivale en el tiempo de los
hombres a un período de 4.320 millones de años) / al inicio de cada juego Dios
crea el mundo / mediante un generoso y narcisista acto de desmembramiento
reparte su infinitud entre el torbellino finito de los seres posibles / dotando
a todos y cada uno de ellos del salutífero don del olvido de su naturaleza
divina / así el Único actor de todos
los papeles se ofusca hasta tal punto en su representación que llega a perder
conciencia de cualquier vestigio de sí mismo / el placer lo aportan al juego
los enrevesados caminos a través de los cuales cada criatura llega a
redescubrir la ilusión original del mundo / y las muestras de coraje o
apocamiento con que cada ser se enfrenta a los batallones de espectros
convocados para confundirle mientras no le llega la hora de reconocerse como
parte escamoteada de la divinidad / ... / ... / de entre los numerosísimos
textos que en aquellos aciagos días contribuyeron a enturbiar la mente de
nuestros conciudadanos cabe destacar / por su calculada y mal camuflada
perfidia / uno en el que apenas es posible encontrar una vaga referencia a la
teoría del juego divino / el engañoso texto tiene la apariencia de un breve
apunte de lectura y como tal se muestra ligero e inocente / ocultando en su
pecho un corazón envenenado / se queja el autor en la nota de su flaca memoria
/ de la facilidad con que los libros leídos se deslizan en un corto plazo de
tiempo hacia el olvido / pasados unos
pocos meses ya es necesario un gran esfuerzo de concentración para rememorar el
ambiente / los sucesos / o los personajes de tal o cual obra / y de ninguna manera alcanzo a reconstruir
en sus ajustados términos un párrafo /
un tramo de diálogo / o un hallazgo
especialmente afortunado / (hasta
aquí todo va bien y no enseña el
diablo su pezuña / pero tengamos paciencia que no tardará en despeñarse /
veamos cómo continúa) / puedo evocar vagamente la descripción de
algún paisaje / un bosque mojado
después de la tormenta vespertina /
el brillo de la luna en las hojas de un álamo volteadas por la brisa / o un rasgo de carácter significativamente
simpático o desagradable del protagonista / pero soy incapaz de volver a montar (¡atención a esto!) una simple frase de cuatro o cinco vocablos
/ el texto se ha disuelto / sus componentes han volado por los aires (¡allá
va el condenado!) aventados por un
huracán entrópico que ha devuelto las palabras al almacén léxico de donde
habían salido (¡aquí ya apesta a azufre!) / sobre aquellas maravillosas construcciones sopla sin tregua el olvido / como el viento sobre la cresta de las dunas
/ y cada elemento emprenderá / en desordenado concierto / el camino de retorno al Todo que contiene
la suma de las expresiones posibles / el
conjunto finito de todos los significados / pasados / presentes / y futuros / (¿para qué seguir?) / ... /
... / las heridas aún permanecen abiertas / y los estragos han sido de tal
calibre que no parece adecuado explayarnos ahora en las catastróficas
consecuencias / morales y políticas / que semejantes pensamientos han
propiciado / así que nos limitaremos a mencionar / para prevención de incautos
y advertencia de melancólicos / las desgracias del infortunado Daniel Paul
Schreber (1842-1911) / doctor en derecho y Presidente de una de las Cámaras del
Tribunal Supremo del Land de Dresde /
que comenzó a torcer su brillante destino el día que dio en afirmar que el alma
humana estaba compuesta de nervios / unos elementos de extraordinaria sutileza
susceptibles de ser representados como finísimos hilos de seda que / en
palabras del infeliz letrado / no son sino partículas del Ser Supremo / al cual
habrán de regresar en el momento de nuestra muerte / le alcanzó a él la suya
encerrado en un manicomio / anhelando ser voluptuosamente inseminado por Dios
para engendrar una nueva estirpe de Bienaventurados / y escribiendo en su
descargo cosas tales como /“tanto me he
acostumbrado / a imaginar que mi
cuerpo posee un trasero femenino / -honni
soit qui mal y pense*- / que siempre
experimento tal impresión / al
inclinarme para coger algo” / Dios le conceda en el más allá / el descanso
que no pudo gozar en vida /
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* En francés en el original: maldito sea el que piense mal de esto. La expresión constituye una
frase hecha en lengua francesa, y está tomada de la divisa de la antigua Orden
de Caballería de la Jarretière, instituida en 1348, en la Corte de Inglaterra,
por el monarca Eduardo III, para honrar las ligas (jarretière) de su favorita
la condesa de Salisbury. Orden –no debemos ocultarlo –a la que pertenecen desde hace varias
generaciones los varones que ocupan el trono de España.
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