jueves, 30 de diciembre de 2010

GONGORISMOS (I)


De qué manera el humanista Francisco Cascales (1564-1642) prefiguró, con cuatro siglos de adelanto, las líneas maestras de algunas de las poéticas contemporáneas, en en cuyos oleajes todavía nos debatimos. 
Lo más gracioso es que él creía estar despellejando las Soledades de Don Luis de Góngora ("grave como la mariposa cuando ya no está" al decir de Lezama Lima), y en realidad estaba sentando las bases, negro sobre blanco, de un nuevo decir. 
Oigamos a Don Francisco: "¡Oh diabólico poema! Pues, ¿qué ha pretendido nuestro poeta? Yo lo diré: destruir la poesía /.../ ¿En qué manera? Volviendo a su primer caos las cosas; haciendo que ni los pensamientos se entiendan, ni las palabras se conozcan con la confusión y el desorden".
Y ahora viene lo mejor, ¿de qué sirve todo este artificio? se pregunta y a renglón seguido se responde Don Francisco: para qué sino para "dar garrote al entendimiento".

Francico Cascales, Cartas filológicas, 1634

viernes, 24 de diciembre de 2010

Navidades en Auschwitz


"La situación en que se encuentra la humanidad es Auschwitz, y el Principio Auschwitz se continúa en nuestra comprensión de la ciencia y de los sistemas políticos, en la dejación de responsabilidades en manos de especialistas y en el silencio de los artistas y los intelectuales. /... / hoy día vivimos Auschwitz en su expresión de cuño contemporáneo. Esta vez los cuerpos se conservan por fuera (momificación cosmética), no se destruyen; a cambio se eliminan otras cosas. Talento y creatividad son quemados en la hoguera: una especie de ejecución en el campo del espíritu; se crea una atmósfera de miedo que por su sutileza es todavía más peligrosa."


Joseph Beuys en Caroline Tisdall, "Joseph Beuys", catálogo de la exposición retrospectiva realizada en el Museo Gugenheim, New York, 1979.

sábado, 18 de diciembre de 2010

APROPIACIÓN INDEBIDA



escribí en sueños uno de los textos de este libro / todavía dormido pensé que quería conservarlo / y decidí que tenía que hacer todo lo posible para memorizarlo y no perderlo con el alba / al despertarme intenté recuperarlo / esforzándome en mantener cerrados los ojos en la oscuridad tal como mandan los cánones / pero el sonido del despertador ya lo había echado a perder en buena parte y al instante comenzó a disolverse todo lo demás / como una estatua de hielo incapaz de mantener sus rasgos / al tratar de fijarlos se descomponían en series de datos procedentes de distintos universos sensoriales / lo primero fue un fuerte olor a pólvora quemada como el que se produce tras disparar un arma en un cuarto cerrado / (había leído algo sobre eso el día anterior) / la chamusquina  venía extrañamente de la mano con el tacto de un ser blando y suave pero repugnante / como apretar con la yema de los dedos el vientre de un ratón muerto / me llegó después un sabor dulce y metálico que en algún momento del sueño identifiqué como a sangre seca / con las primeras luces la sensación de frío en los pies y la presión en la vejiga añadieron nuevas dificultades a la delicada tarea de preservar lo poco que quedaba del texto / al menor movimiento se evaporaría por completo / aguanté un poco más sin moverme y pude acercarme / husmeando como un rastreador apache / a unas frases en las que las palabras ya remontaban desordenadamente el vuelo como asustadizas tórtolas / tan sólo conseguí atrapar un puñado de fragmentos inconexos: / “donde orinan en corro las ménades” / ... / ... / “cuando cae la noche acuden en tropel / con las mejillas arañadas / nodrizas de fieras asaltan a los transeúntes y les recriminan las comparaciones” / ... / ... / “el más decidido se traba cuando intenta aparentar sosiego / corrige expresiones / recompone gestos / desestima miradas impregnadas de falso sosiego / una y otra vez” / ... / ... / “la hospedera sembró el lecho de escamas de sierpe / lo que fue causa de no pocos malentendidos” / ... / ... / “si mi doble congela su expresión con una mueca de desánimo a la que llama pequeña luz casi quemada / la gente suele confundirlo con un almacén de sombras” /


(De El ave fénix solo caga canela)


jueves, 16 de diciembre de 2010

COMPLOT ANTIRRETÓRICO

ECCE HOMO #2, Óleo/Lienzo, 195 x 162 cm., 2001

Sentido De La Escarcha
            Llaman a la distracción de la madre
Erosión Injustificada
            Es para ellos el nombre del padre
Reír A Pies Juntillas
            Llaman al llorar a manos llenas
Agobio Para Mis Adentros
            Significa vida airada
Moratoria De Lo Posible
            Significa descansar
Lobo De Colorines
            Es el nombre del fuego a mediodía
Chorretón en Trampantojo
            Llaman a la giba del cebú
Abominar De Tanto Ímpetu
            Llaman a los sueños de los pájaros
Boletín De Lo Ambituerto
            Al tiempo hurtado al reposo
¡Petimetre De Las Narices!
            Es el nombre familiar del albacea

            Llaman Labios Desteñidos a la morgue

            Abdicar significa restringir

            Usan Velocidad por desmayo

            Y dicen por escribir Recado Del Jardinero


(De El ave fénix solo caga canela)

lunes, 13 de diciembre de 2010

SI CALLA CASANDRA


SI CASANDRA CALLARA UN POCO
Podríamos dejar que progrese un manglar en el foso
                                        Para inundar el cuerpo de guardia

SI CASANDRA CALLARA UN POCO
Podríamos vivir como exiliados
                                        En un modesto hotelito de la costa

SI CASANDRA CALLARA UN POCO
Podríamos rasurarnos la cabeza
                                        Para meditar o dormir toda la tarde

SI CASANDRA CALLARA UN POCO
Podríamos comprobar que anochece antes
                                        Si permanecemos tumbados y serios

SI CASANDRA CALLARA UN POCO
Podríamos descifrar insomnes los ritmos Morse
                                        Que el agua nocturna teclea en los aleros

SI CASANDRA CALLARA UN POCO
Podríamos ensayar pasos de baile
                                        Sobre las cenizas humeantes de un corazón

SI CASANDRA CALLARA UN POCO
Podríamos probar el turismo rural
                                        Con su rayo de luna en el agua del bidé

SI CASANDRA CALLARA UN POCO
Podríamos emborracharnos en el sindicato de tenores
                                        Y desafinar eufóricos al alba

PERO CASANDRA NO VA A CALLAR

Y otro tramo de muro se desploma
                                        Ante la desgana letal del enemigo
Se apuran los funcionarios
                                        Gritan los eventuales que arrumban los cuerpos
Se levantan ya los manteles
                                        El vino escanciado que aún colma las copas
Va tomando ese regusto amargo
                                        Que los gusanos le afean al cadáver del loco


(De El ave fénix solo caga canela)

viernes, 10 de diciembre de 2010

PLAY TIME



algún vecino me ha denunciado / seguro / no puede ser de otra manera / los dos hombres que vinieron ya sabían que no tengo televisión / también traían anotada / en una libretita de cuero negro / la fecha exacta de la última vez que fui al cine / me leyeron el título de la película pero yo no la recordaba y / por las caras con que se miraron / supe que eso tampoco resultó muy de su agrado /

(De El ave fénix solo caga canela)

viernes, 3 de diciembre de 2010

Aimée. El retorno


Las imaginarias conspiraciones criminales que amenazaban la vida de su hijo, en las que sospechaba la implicación de personas de su entorno coaligadas con diversos medios de comunicación y con destacadas personalidades del mundo artístico y cultural, se convirtieron en la idea obsesiva, el motivo recurrente, del delirio paranoico de Aimée A.

Tras superar una primera crisis, que se resolvió con un corto período de internamiento semi-voluntario en una clínica para enfermedades mentales, Aimée decidió separarse de su marido y solicitar,  en la compañía ferroviaria en la que trabajaba realizando tareas administrativas, su traslado a París. Una vez que le es concedido, abandona su residencia en una pequeña localidad de la periferia de París, dejando a su hijo a cargo del padre y de su propia hermana enviudada recientemente, y se marcha a vivir sola en la capital, donde espera cumplir con un destino que la llama a la realización de grandes tareas.

Como afirmará más tarde a su doctores, cree que le está reservada una carrera de mujer de letras y de ciencia, al mismo tiempo que posiblemente habrá de desempeñar algún papel en el gobierno, además de “ser un guía para determinadas reformas: debería ser algo así como Krishnamurti”. Ahora sabemos que sólo iba camino de un brote más agudo de violencia y de un nuevo y prolongado encierro.

Todas estas noticias acerca de su vida y de su “ambición inadaptada” nos las proporciona la monografía que Jacques Lacan escribió sobre la enferma. Pero obviamente, y dado que cuando la tesis se publicó Aimée todavía permanecía encerrada, el texto no podía dar cuenta de toda una serie de acontecimientos posteriores, ciertamente asombrosos: a acusa de las restricciones económicas que la guerra impuso al sistema sanitario francés, Aimée es “liberada” en 1941 y, unos años después, acabará empleándose como cocinera y ama de llaves de Alfred Lacan, padre de Jacques, en cuya casa volvió a encontrarse, para tremenda sorpresa de éste, con su antiguo terapeuta; pero la cosa no para aquí, su hijo Didier, motivo central del delirio, decidirá hacerse psicoanalista después de haber realizado a su vez una terapia con Lacan, ignorando -o fingiendo ignorar- ambos, analista y cliente, durante todo el tiempo que se prolongó el tratamiento, los enredados lazos que anudaban su pasado.

Así, una vez más, la vida imita las teleseries. Y acaso resulte pertinente, para completar el cuadro, transcribir un par de párrafos de un texto más reciente que nos aporten la información suplementaria:

“Didier Anzieu, el hijo de Aimée es confiado a una tía que también es su madrina. Después de haber soñado con convertirse en actor y luego en escritor, entra en la Escuela Normal superior y en 1948 gana las oposiciones a una cátedra de filosofía, pero el recuerdo de su madre lo lleva a interesarse por la psicología. Cuatro años más tarde inicia una cura con Lacan ignorando que Aimée lo había precedido en otras circunstancias. Por su parte Lacan no reconoce al hijo de su ex-paciente. Didier se entera de la verdad durante una conversación con su madre que le habla de sus recuerdos y sus relaciones con los psiquiatras de la época. Entonces acude a la biblioteca y descubre con emoción un pasado que le pertenece y del que ignoraba lo esencial. Aimée le confiesa a su hijo que jamás quiso leer la historia de su caso, y le reprocha amargamente a Lacan el haberse negado a devolverle los manuscritos que le había confiado y que ella destinaba a ser publicados”. [ Supongo que hace referencia a la autobiografía titulada “Confesiones de Agachadiza” -¡qué espléndido título!- que escribió durante su estancia en la clínica].

“En 1953, Didier Anzieu termina su análisis y se hace terapeuta. Mientras tanto Aimée es contratada por Alfred Lacan que busca una nueva ama de llaves y cocinera, permanecerá en el puesto durante dos años. Un día, Jacques Lacan visita a su padre y vuelve a encontrarse con la mujer a quien debe su fortuna. Ella le reclama una vez más los manuscritos y él se niega a escucharla. Mas adelante le contará a Didier que padre e hijo no tenían nada que decirse, y que Jacques hace `payasadas´ para disimular el silencio” *

* Elisabeth Roudinesco, La batalla de los cien años, Historia del psicoanálisis en Francia, Fundamentos, Madrid, 1993.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Aimée. Lenguaje inspirado / Lenguaje enfermo

after Jacques Callot (1592 - 1635)

Aimée dice:
- “/.../ nada es urgente, pero allá se está amasando la tormenta”

- “/.../ durante el otoño, cuando los encinares engolosinan las bestias, entonces hay que correr”

- “/.../ y las colinas no ceden en nada, las colinas se alinean para la ofensiva, ebrias por los aromas de la maleza malva”

- “/.../ su corazón quema como tila, los planetas envueltos en llamas baten alas”

- “/.../ se calcula que habrá que perder cuatro días para casarse, ¡es mucho en plena temporada!, un día para comprar las telas, el otro para comprar el oro, el otro en casa de la costurera y el cuarto para firmar el contrato”

- /.../ quiero salir y me disparan unas ráfagas de reculada, y pago un derecho de muellaje”

- “/.../ sigue la multitud de mujeres ebrias / Hocicos sangrantes o lenguas asesinas / En los muslos inscripciones cifradas”

- “/.../ sigue la diosa de las maquinaciones infernales, la de pelos de perro en el vientre, /.../ ponte a leer su sobaco, le dice un descargador a otro”

    Aimée A. es el apodo clínico -¿el nombre de guerra?- de una mujer diagnosticada como demente paranoide (“el delirio que ha presentado la enferma ofrece la gama casi completa de los temas paranoicos de persecución y grandeza”). Aimée fue internada en una clínica psiquiátrica tras varios episodios violentos que culminaron con el intento de apuñalamiento de una conocida actriz. Durante su reclusión, en torno al año 1930, fue tratada por Jacques Lacan, que incluirá un detallado estudio del “caso Aimée” como apoyatura a los argumentos de su tesis doctoral “De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad”.

     Además de numerosas cartas y cuadernos con anotaciones relativas a sus delirios, Aimée es autora de una autobiografía, compuesta a petición del propio Lacan durante su estancia en la clínica, a la que tituló “Confesiones de Agachadiza” (en referencia a la pequeña ave limícola que, con su larguísimo pico flexible en la punta, se alimenta sorbiendo gusanos y pequeños moluscos de los fondos fangosos de los humedales); pero su obra más importante, tanto desde el punto de vista clínico como el literario, la constituyen dos novelas escritas antes del atentado que desencadenó su encierro: “El detractor” y “Salvo vuestro respeto”, de ellas se han extraído las citas con que se iniciaba este comentario.

     El caso de la desdichada Aimée no es más que un episodio suelto de esa narración, todavía sin escribir, que trace la cartografía de la relación entre experiencia clínica y escritura, que tantos frutos ha dado durante buena parte del siglo XX. La historia de una contaminación, en la que inevitablemente el lenguaje de la cura se va a contagiar del lenguaje de la enfermedad. Un capítulo perdido de la historia de la literatura, la historia de un emparentamiento cuya oficialización de esponsales podría datarse en el momento de la publicación en MINOTAURE, la revista más cool -y lujosa- del momento, de dos artículos de Jacques Lacan (“Le problème du style et la conception psychriatique des formes paranoïaques de l´expérience”, en Minotaure, nº 1, 1933 - “Motifs du crime paranoïaque”, en Minotaure, nº 3, 1933), compartiendo espacio con Picasso, Dalí, Breton, Eluard y toda la plana mayor del surrealismo.

    Apenas unos años antes (1928) André Breton había publicado “Nadja” y sentado las bases de la fascinación surrealista por la experiencia límite de vida y escritura. Inaugurando de paso un género documental que a lo largo de todo el siglo producirá una más que interesante serie de emparejamientos*, que van a cruzar con decisión las fronteras de la poesía y la literatura para extenderse a todos los territorios de lo pensado: filosofía, lingüística, antropología, sociología, ...estética y crítica de arte. 

     El contagio se propaga imparable y el lenguaje, de la mano de un pequeño grupo de inspirados grafomaníacos, se convierte, quizá de forma ya irreversible, en un compuesto químico altamente inestable. La fascinación por el decir delirante empuja a una exploración exhaustiva de la delgada frontera entre la genialidad y el desatino. El resultado terminará por quedar fijado en una suerte de escritura anfibia que podríamos llamar estilo delirante calculado, que dejará su impronta en buena parte del canon literario y filosófico de la segunda mitad del siglo XX, del que el propio Lacan es sin duda el ejemplo más destacado.

------------------------------------------
*
André Breton / Nadja
Jacques Lacan / Aimée
Jacques Lacan / Marcelle
Marcel Duchamp / Raymond Roussel
Michel Foucault  / Raymond Roussel
Marcel Duchamp / Jean-Pierre Brisset
Gilles Deleuze / Louis Wolfson
Michel Foucault / Pierre Riviere
Jacques Lacan / Daniel Paul Schreber

domingo, 26 de septiembre de 2010

LA QUESTIONE MERIDIONALE


“NOI SIAMO LA MAGNA GRECIA” es uno de los cánticos que los seguidores (tifosi) del Crotone F. C. (Football Club) entonan cuando visita su estadio algún equipo (squadra) del norte de Italia / por si la cosa no quedara suficientemente clara un grupo de supporters / autodenominado Gioventù Pitagorica / ha adoptado como símbolo la imagen de un guerrero aqueo / son estos aficionados los que suelen corear al portero rival (aquí el informante / un erasmus peruano / utiliza la palabra arquero) “oi portie a fissa i mammta / eoooo / oi portie a fissa i mammta / eoooo / oi portie a fissa i mammta / eoooo” / mentándole la madre en dialecto calabrés (conchatumadre o chingatumadre en la versión peruana) / en contra de lo que pudiera parecer / estos animadores / cumplidores pitagóricos / preconizan la no violencia tal como se practicaba ya en la comunidad pitagórica de Crotona / una comuna científico-religiosa y vegetariana fundada en 518 a.C. que no excluía a las mujeres / como tampoco se las elude en la cancha del Crotone F. C. (temple del calcio) / donde las Figlie di Hera constituyen un grupo ancor più particolare / pues está compuesto exclusivamente por donne e ragazze que ya se han ganado el rispetto di tutta la curva dei sostenitori rossoblù / así sorprende que el corresponsal / cuya asistencia al menos a dos partidos en el Estadio Comunale Ezio Scida / está perfectamente documentada / no haga ningún comentario sobre estas animadoras femeninas / pero el mismo descuido mostró Aristóteles a la hora de citar a Pitágoras en el texto en que glosó / con poco disimulado escepticismo / una de sus más sugerentes ideas / LA MÚSICA DE LAS ESFERAS / algunos creen (esa es la fórmula que utiliza) que los cuerpos celestes emiten a través del éter series de sonidos armónicos cuya combinación produce una melodía permanente a la que llaman música de las esferas / afirman que tales sonidos resultan de la vibración producida por los movimientos rotatorios de los astros en el espacio cósmico / cada uno de ellos en un tono diferente de la escala musical en función del tamaño de los radios de sus órbitas / de la misma forma que las notas emitidas por las cuerdas de una lira dependen de su longitud / los hombres no pueden escuchar la melodía cósmica porque han crecido acostumbrados a ella / y porque los cuerpos celestes que giran sin tregua en sus órbitas producen sin cesar estas armonías / de modo que al no haber intervalos de silencio no se puede apreciar la música ya que ambos se perciben únicamente por su mutuo contraste / así y todo consideran los pitagóricos que la música de los hombres no es más que un eco / una sombra / de la música de las esferas que resuena en nuestro espíritu pese a que no podamos percibirla con los sentidos /

sábado, 11 de septiembre de 2010

CAPILLA ARDIENTE



"Souvenir" - Óleo/Lienzo - 195 x 162 cm - 2001 

el sentido es ave traviesa de paso leve y asustadizo / nunca se confía y elude todas las trampas / no hay celada que la retenga por mucho tiempo / voluble en extremo / con demasiada facilidad  se empeña en que lo turbio parezca claro / y ya no es posible saber si se están leyendo correctamente los signos / / recuerdo a una novia que en el momento del orgasmo me gritaba y/o me susurraba / ¡Mohamed! ¡Mohamed! / nunca le pregunté nada / aguardando que ella me revelara algún día su secreto / un pasado oscuro o una elaborada ensoñación erótica / algo que había enterrado tan hondo que sólo afloraba en momentos de máxima tensión y abandono / pasaban los días y el operístico pronunciamiento con que anunciaba sus éxtasis proporcionaba un excitante marco oriental a nuestros encuentros / que se teñían en mi imaginación con los colores y las fragancias de un harén de las mil y una noches / ya estaba planeando sorprenderla una tarde con la habitación constelada de velas encendidas / cojines adamascados / tapices en las paredes / barritas de sándalo y otros cachivaches de atrezo / cuando por alguna razón la relación se terminó y dejamos de vernos / años más tarde / por ciertas experiencias colaterales / llegué a colegir que lo que en realidad decía era ¡mójame! ¡mójame! / aunque ya nunca podré confirmarlo porque le he perdido totalmente la pista / y tampoco sé como podría preguntarle si me la encuentro el día menos pensado en cualquier sitio / una situación embarazosa no cabe duda / a lo mejor ya tiene hijos mayores y todo lo demás / / todavía no hace mucho tiempo que soñé con ella por última vez / sólo recuerdo que se tenía que marchar y yo no podía hacer nada por retenerla porque estaba viviendo como una estatua en la acera de un cruce de calles / al lado de un cajero automático y siempre tenía saldo / así que cuando ya se había dado la vuelta para irse sólo alcancé a decir a modo de despedida / `es como estar hecho de niebla y sentir que se acerca un vendaval´ / / ahora debo añadir / aunque no sé qué pueda tener que ver eso con el difunto de Mohamed / que la siguiente anotación recogida en el cuaderno donde registré el sueño / (y desde entonces una cosa no puede ir sin la otra) / era una noticia de prensa según la cual en un partido de la selección de fútbol de Irak los futbolistas suníes no le pasaban el balón a los compañeros chiíes / pero esto sólo sucedía al principio del encuentro / porque al final sí /

(De El ave fénix solo caga canela)

martes, 10 de agosto de 2010

¡MALDITA ANTIPOESÍA!

Sisar : Delator

Tembladera : Zarabanda

Trámites : Karma normal

Colisión : Renuncia

Proselitismo : Comezón o dentera

Poli malo : Poli bueno

Documentar : Introspectivo

Come santos : Caga diablos

Posibilidad : Rebumbio

Inversión del genitivo : Plano / contraplano

Desescuchar : Guerra de clones

Gesticula : Se ramifica

Doblepensar : Neolengua

Cobertizo : Ghetto Nuovo

Al pairo : Los dones

Torre de marfil : Casa de oro

Traspiés : Edén acaso

Conspiración : Campo de urnas

¡Tongo! : ¡Tongo!

Grupos de odio : Mapa del sitio

Pongo por caso : ¡Qué soso eras!

Sin tapujos : Abatir

Membrana : Desertar

Matadero : Vendaval

Tarantella : Organizar

Emboscada : Una de dos

(De El ave fénix solo caga canela)

Imagen: Potlatch #2 (óleo/lienzo, 100 x 100 cm.)

viernes, 30 de julio de 2010

El Fénix en CULTURAMAS


Reseña de Ernesto García López en
CULTURAMAS

Este libro nos invita a observarle desde dentro. El Ave Fénix solo caga canela a partir de El Ave Fénix solo caga canela. Una suerte de autoobservación empujada hacia otras posibilidades de lectura. Porque, como primer rasgo destacable del libro, encontramos precisamente eso, la verosimilitud de su propia contingencia, el desborde de sentido a partir de una lógica abierta, entrópica, dispuesta a contaminar y ser contaminada por la perspectiva del lector. Poemas que finalizan fuera del texto. Poemas que se alían con lo contra-textual. Poemas que bifurcan y dispersan y escogen, voluntariamente, la amnesia de sí mismos. Tres territorios diferentes. Uno, 37 poemas plagados de aporías, contradicciones, intersticios y juegos. Dos, un poema extenso (que da título al libro) donde se ofrece (alfabéticamente) una suerte de pandemónium de nuestra contemporaneidad. Tres, una treintena de poemas en prosa inclasificables, que más se acercan al reportaje alucinado, a la introspección proyectiva. El Ave Fénix solo caga canela visto desde dentro-fuera (usaré términos del propio Ángel Cerviño):

Asociación verbal. La poesía de este autor gallego parece un modo de regresar al acontecimiento de la escritura en tanto escritura. Rotas las cadenas de significación, reelaboradas las categorías del discurso, sus versos prefieren rastrear las posibilidades, aún intactas, de alteración del lenguaje como modo de acceso (o fracaso) a nuevos significados y discursos. Todo sirve. Asociaciones irracionales, visiones alucinadas, aparentes interrupciones del orden. Desestructuración. Expresionismo. Adulteración de lo aparente. Vanguardia y clasicismo traídos y asimilados en el seno de nuestra íntima perplejidad.

Cadena significante. Si tal y como señalara el lingüista C. Knight (1998), el lenguaje nació entre los primeros primates a modo de cristalización de nuevos niveles de cooperación social, dando como resultado la germinación de una suerte de “ficción comunal”, con cadenas de significante compartidas; Ángel Cerviño, asumido el desamparo y la desconcentración social de nuestros tiempos, prefiere desestabilizar esas “cadenas de significante” y someterlas a extrañas pruebas de resistencia. Poemas como desconexiones y recodificaciones. Apagado y encendido de nuestros sistemas culturales.

Catarsis. Frente a la literatura puramente ideacional, el reconocimiento del abismo. Aparentemente los poemas de Cerviño parecen jugar con las ideas, con las estrategias retóricas, levantando un “teatro de la lengua” (en términos de Barthes) que hará las delicias de los devotos del arte conceptual. Pero latiendo, casi emboscado, encontramos poemas que bien podrían suscribir estas palabras de Malcolm Lowry: “Y así, a veces, me tengo por un gran explorador que ha descubierto tierras extraordinarias de las que jamás podrá regresar para darlas a conocer al mundo: pues el nombre de estas tierras es infierno.” Leídos con atención uno ya no vuelve a ser el mismo. Algo se ha quebrado dentro. Algo ya no permanece inmóvil.

Identificación proyectiva. El desborde. La porosidad del yo, del nosotros, del tú. Las barreras levantadas. Las fronteras inhibidas. Asumido el acceso precario a la alteridad. Disipadas las lindes entre lo interior y lo exterior. Eliminada la mercancía-fetiche de la identidad, como si fuera un Golem o un nuevo Frankenstein, o, simplemente, lo que queda después de destilar las aparentes verdades de lo subjetivo. Ángel Cerviño nos pone en guardia contra estas falsas certezas. Igual que el Ave Fénix no es hijo ni de padre ni de madre (ni hombre ni mujer), sino que participa de ambos, una suerte de transgénero moderno, nuestra voz se enraíza en la propia identidad y en todo aquello que sobrevive fuera. Por eso es proyectiva. Por eso no reconoce las leyes del engendramiento.

Ligazón-locura. La palabra como modo de conectar sentidos y disiparlos. De hacer verosímil la realidad o enloquecerla. Poesía que arma. Poesía que desbarata. Intersticio entre la cordura y la enajenación. Conviven los dos lados de la mirada verlainiana: la de la Buena Canción de 1870 y la de la Sensatez de 1891. Lo que ensambla y lo que demencia.

Neurosis. Captada la temperatura de nuestra contem- poraneidad. Hombres y mujeres neurasténicos. El lenguaje como radiografía mental. El poema como etnografía del dolor psíquico. La sintaxis vuelve a ser negra. Los vínculos múltiples y debilitados. Poesía realista, pero no al modo figurativo, sino todo lo contrario, colocado en plano simbólico la posición paranoide de nuestra mente en medio de este capitalismo tardío.

Obsesión. Poemas-torrente. Poemas afiebrados. Poemas que se inundan a sí mismos. Solo la contención del ritmo. La musicalidad sincopada. Aunque puesta sobre la perversión y contra todo placer de órgano. La última sección del libro es una secuencia de poemas en chorro, vertiginosos, narrativos, vigorosamente lanzados contra la literatura de la miniatura, la exquisitez y el silencio. La escritura, como diría Enrique Vila-Matas, tomada como obsesión.

Reelaboración. Todos los materiales sirven para Ángel Cerviño. La tradición, la vanguardia, las artes visuales, el cine, la música, la ciencia, la filosofía. Cualquier señal es óptima para reescribir la vida y sus muertes. El Ave Fénix solo caga canela no teme sobreinterpretar ni suprimir, tampoco devolver al presente los hallazgos anteriores. Un libro como un resbaladero por donde se reencarnan todos los significados del hombre.

Subjetividad. La objetividad como imposición, como nueva ideología que es necesario desenmascarar, porque lo subjetivo es lo casi único posible. Mejor aceptar la precariedad de una mirada incompleta, que fingir la autoridad de lo imposible. Los poemas de este libro no renuncian a esa incompletud, y se hacen fuerte desde ella.

Tranferencia (de una pulsión en lo contrario). Siguiendo su lógica, los textos se proyectan desde su unidad dispersa hacia la boca del receptor, haciéndole partícipe de un mismo magma textual, enunciativo, donde han quedado desterradas, definitivamente, las fronteras entre autor y lector. Pero ese texto modificado en la fauce del otro regresa al propio libro regurgitado, transferido como una nueva pulsión, de modo que a cada lectura le sigue otro oscuro envés difícil de codificar. Contrarios que hacen de este libro una obra abierta. Casi todo permanece después de su aparente final. De aquí su vínculo, su acople a la aurora del Yo.

Nos encontramos ante un libro raro. Se acomoda mal a las nóminas manoseadas por los antólogos del momento. Aunque sí da cuenta de una cosa: que el panorama está cambiando, que tras décadas de solipsismo, figuración y encierro poético, empiezan a validarse como posibles nuevas aperturas antes desterradas. Ángel Cerviño, artista plástico, felizmente ahora poeta, contribuye a desentumecer ese recinto. Puede ser que a muchos lectores su propuesta les parezca árida, repetitiva, incluso impostada. Puede ser también que a otros les devuelva el riesgo por tentar los límites del lenguaje. De cualquier modo se trata de un texto valiente y honesto en su búsqueda. Como diría el propio Ángel Cerviño: “Palabras que parecen contraseñas / Y no son más que conjeturas o versos”. Nada más y nada menos.


Ernesto García López

Londres, julio 2010.


Infografía: Microfisuras #4 - A.C.

domingo, 11 de julio de 2010

José Luis Gómez Toré en KOULT

(Reseña publicada en el Magazine KOULT, 24- junio- 2010)

Con El ave fénix solo caga canela, el escritor y artista visual Ángel Cerviño (Lugo, 1956), ha ganado el Premio de Poesía Ciudad de Mérida. La propuesta, arriesgada desde el título, obliga al lector a participar en un juego constante de identificación y distanciamiento, de símbolos que se tejen y desgarraduras irónicas, en el que todo tipo de códigos, desde el de la poesía tradicional al psicoanálisis, pasando por los lenguajes cotidianos y la jerga de los textos especializados y de los mass-media, se entrecruzan para dibujar un paisaje enigmático en el que el sujeto es una encrucijada de voces (“pero sé que no amaré si no me consigo un nombre”).

El propio título juega al despiste, ya que a primera vista se nos presenta únicamente un gesto burlón ante la tradición literaria y los cánones culturales, pero, como se nos aclara en las primeras páginas, constituye una alusión culta a Lacan. En una finta casi barroca el poeta se mofa de la cultura a la que, sin embargo, pertenece. Resulta casi ocioso señalar que este poemario es un libro posmoderno, y sin embargo esto es decir demasiado poco: desde luego, nada tiene que ver con cierta posmodernidad de referencias apresuradas y lecturas de segunda mano. Por el contrario, en el juego inteligente y provocador (o inteligentemente provocador) que nos propone Cerviño se nos muestra que lo que Lyotard llamó la condición postmoderna es menos una ausencia de referentes que un exceso de estos, una biblioteca de Babel al modo de la de Borges que se revela como laberinto.

Algunos nombres relevantes de la apertura a la posmodernidad (Lacan, Foucault, Lévi-Strauss) nos han asomado a la perplejidad de ser hablados por el lenguaje. Así, en los textos de este libro el sujeto se esfuerza por tejer por unos instantes por una voz propia, para no ser arrollado por una marea de códigos y símbolos. Sin embargo, el poema sabe hacer de la necesidad virtud: si como afirman Deleuze y Guattari el arte, como la ciencia y la filosofía, es un combate contra el caos con las armas del caos, aquí el poeta se empeña en sumergirse en ese magma de voces para romper con los significados heredados. Como en la imprevista poética que constituye Sugerencias del departamento de marketing, se trata de acechar a la hora temprana en que todas las palabras dormitan todavía en sus estantes esperando que las llamen para realizar las tareas del día ( /…/ el programa de mano para una representación de ópera / el artículo de un periódico deportivo / los diálogos de una novela inédita /…/ ) y una vez dentro / tomándolas desprevenidas / aprovecha ese momento de calma y silencio para provocar una explosión.

Dicha explosión afecta entre otros (pero no exclusivamente) al lenguaje psicoanálitico, del que el poema que da título al libro constituye a la vez un homenaje y una parodia, tal vez porque el psicoanálisis nos ha revelado hasta qué punto esos “días atravesados por los símbolos” de los que hablaba Gamoneda son todos los días. No sólo lecturas del psicoanálisis como las de Lacan o Laplanche, sino ya el mismo Freud puso las bases para un cuestionamiento de las relaciones unívocas entre el significante y el significado (como ya supo ver el surrealismo, a pesar de que éste hizo una lectura muy sui generis de las teorías freudianas). Pero por eso mismo, la larga lista de términos psicoanalíticos que constituye el citado poema alerta sobre el riesgo de esclerotización que late en todo esfuerzo cultural por domeñar lo inconsciente, la tendencia a etiquetar, a retener la energía liberada en vez de acompañarla en un movimiento que puede ser destructivo pero también creador.

El estallido que provocan los propios movimientos del lenguaje hacen tambalear de igual modo las barreras entre verso y prosa, entre lo lírico y lo narrativo (o incluso entre lo lírico y lo ensayístico), entre el lenguaje convencionalmente literario y el, no menos convencionalmente, no literario. Y en medio de esos movimientos sísmicos un yo siempre perplejo, escindido y recompuesto a cada instante, un yo que nunca es uno y se sorprende de sus propias metamorfosis: Euforia de colibrí / Pataleta de centauro.

Imagen: Cromoterapia #2 (fragmento)